Menos de tres años después de su creación, la comisión que investiga la Guerra Sucia en México empieza a ofrecer sus resultados finales. Una de sus cinco patas, el Mecanismo de Esclarecimiento Histórico (MEH), el más activo estos años, presentó el viernes la primera de sus dos colecciones finales, 5.000 páginas que dibujan parte de la represión del Estado durante las décadas finales del siglo pasado, con el PRI en la cumbre su poder. A la espera de los trabajos del resto de equipos, el documento presentado ilumina un periodo oscuro, pese a las trabas, todavía hoy, del Ejército y los servicios de inteligencia.
No ha sido un camino fácil. La sombra de fracasos pasados titila en la retina de los investigadores. Y no por falta de interés o resultados. Durante el sexenio del panista Vicente Fox (2000-2006), una fiscalía especial, dotada de un equipo de investigación, hizo lo que han hecho ahora sus sucesores, centrándose exclusivamente en la represión contra disidentes políticos. Al final, la Procuraduría General de la República (PGR) publicó un informe distinto al que había entregado la fiscalía especial, recortado, evitando señalar delitos y perpetradores.
Ahora la situación parece distinta. Fox cerró la fiscalía especial y permitió una cacería contra su titular, Ignacio Carrillo. Aunque la investigación perduró, quedó marcada por la ruptura y la sospecha, y apenas tuvo resultados judiciales. Andrés Manuel López Obrador, que culmina su mandato el 30 de septiembre, quiso retomar el asunto, investigar lo que hubiera que investigar, llevas los casos necesarios ante los jueces, reparar a las víctimas. En octubre de 2021, su Gobierno creo la Comisión para el Acceso a la Verdad, el Esclarecimiento Histórico y el Impulso a la Justicia de las violaciones graves a los derechos humanos cometidas de 1965 a 1990.
Dependiente de la Secretaría de Gobernación, la comisión estaría dotada de cinco instrumentos, el MEH, un comité “para el impulso a la justicia”, otro “para el Impulso a la Memoria y Garantía de No Repetición”, un plan de búsqueda de los desaparecidos y otro de reparación del daño. La buena voluntad apenas duró seis meses. En un acto en junio de 2022, en el Campo Militar número 1, sede central del Ejército, escenario de la represión, el general Luis Crescencio Sandoval, jefe castrense, elevó a los “soldados caídos” durante la Guerra Sucia a la misma categoría que las miles de víctimas de la contrainsurgencia. Era un presagio de las dificultades posteriores.