La solemne sesión en la que se ha declarado oficialmente presidenta electa a Claudia Sheinbaum Pardo no ha sido un día más en la historia electoral mexicana. 200 años después y tras 65 mandatarios, por primera vez una mujer estará al frente del país. La doctora, como la llaman, ganó los comicios el 2 de junio con la participación más alta registrada, 61,04% y con más del 59% de los votos emitidos. El salón del Tribunal Electoral donde se le ha entregado la constancia estrenaba en letras doradas el nombre de la sufragista mexicana Hermila Galindo, 108 años después de que se reclamara el voto femenino en el país y 69 desde que pudieron ejercerlo. Con un traje de sastre blanco, sin solapas y ribeteado en bordados, Sheinbaum ha pronunciado un discurso en el que se ha comprometido a avanzar en “libertad con bienestar” para todos. “No defraudaré y pondré todo mi empeño, mi conocimiento, mi corazón, esfuerzo, voluntad y hasta la vida misma para servir a mi patria”.
Desde el 2 de junio, el tribunal electoral ha tenido que resolver más de 15.000 expedientes sobre el proceso electoral. Los partidos están todavía inmersos en reclamaciones, pero no hay dudas sobre la presidencia, que Sheinbaum consiguió por 32 puntos sobre su adversaria inmediata. Quedan, sin embargo, flecos de calado, como la composición final de las Cámaras, que mantienen una lucha abierta entre la oposición y los partidos aliados ganadores por el reparto de escaños. A ello se ha referido la presidenta electa, con un claro mensaje al Tribunal Electoral: “La norma electoral es clara sobre la representación de mayoría y proporcional. Los titulares de los tribunales en materia electoral conocen a profundidad la legalidad porque así han actuado en anteriores ocasiones”, ha afirmado. Han sido las declaraciones de mayor calado sobre la actualidad política que vive el país que ha pronunciado, porque de lo que se resuelva en ese proceso dependerán las mayorías con las que cuente en el Poder Legislativo.
No se habían acabado los mensajes. Minutos después, en un acto abarrotado en un teatro con los morenistas de todo el país, Sheinbaum ha sugerido “amablemente” a su partido, que convoque un congreso en septiembre para que “actualice el proceso de transformación, los documentos y los estatutos y que se trace una ruta clara que separe la labor del gobierno de la del partido”. En ese congreso tendría que elegirse “la nueva dirigencia”. “Es una sugerencia amable que hago como cualquier militante”, ha dicho Sheinbaum consciente de que a partir de hoy deja de representar “a un parte para representar a todas y todos lo mexicanos”.
La sesión en la sede del Tribunal Electoral ha sido, por lo demás, de un emotivo color violeta. A la presidenta la acompañaba su madre, Annie Pardo, y su marido, Jesús Tarriba, en la primera fila. En las demás se sentaba la plana mayor del partido, así como las personas que conformarán su gabinete y algunas del anterior. La cabeza blanca de la escritora Elena Poniatowska se dejaba ver entre los asistentes, entre los que se encontraba Ifigenia Martínez, una figura referente de la izquierda mexicana. La presidenta del Tribunal Electoral, Mónica Soto Fregoso, ha recibido con “honor ser la primera voz”, que se ha dirigido a Sheinbaum mencionándola oficialmente “presidenta electa”. “Con su llegada al Poder Ejecutivo, México le quita el velo al patriarcado. Nunca más se dudará de si una mujer está preparada para ser presidenta. México ha roto el techo de cristal y este día quedará registrado en la historia de la democracia”.